Cuando se trata de diseñar una estrategia de medios digitales (creación de página web o tienda online, gestión de redes sociales, SEO, SEM), diseñar una nueva marca, rediseñar una existente o maquetar un catálogo recomendamos acudir a una agencia especializada en estos servicios. Cuando se da con la agencia adecuada hay un punto clave para que todo lo anterior llegue a buen puerto, la buena relación entre la agencia y la empresa (cliente) para formar un equipo que se nutra mutuamente.
Por un lado la empresa es la que mejor conoce el sector, el producto o servicio que ofrece, sabe perfectamente cuáles son sus objetivos empresariales y de igual modo conoce de primera mano su target. Por otro lado la agencia tiene todos los conocimientos técnicos y experiencia para explotar la marca de la empresa o crearla. La suma de estas dos partes da como resultado el éxito para la empresa.
Claves para el éxito entre cliente y agencia:
Comunicación: hablar, transmitir y escuchar de manera continua y constante. La agencia ha de trazar una estrategia para la empresa para lo que necesita información y no trabajar a ciegas. De este modo las propuestas darán en el clavo a la primera evitando las continuas correcciones o cambios.
“Interrogatorio”: derivado de la comunicación, preguntas, preguntas y más preguntas por parte de la agencia y de la empresa. Aunque suene mal lo denominamos así en lugar entrevista para llamar la atención sobre la profundidad que se debe alcanzar para obtener toda la información necesaria para el proyecto en concreto.
Implicación: por ambas partes pero en especial por parte de la agencia que debe interesarse por el cliente y conocerlo a fondo. Al fin y al cabo ella sabe de comunicación y medios pero no del sector o actividad de la empresa con el nivel de detalle que necesita. Volvemos al punto del interrogatorio y lo elevamos al punto de formar parte de la empresa.
Transparencia: como comentábamos la empresa ha de aportar toda la información posible y responder a las preguntas de la agencia. Comentar lo bueno y lo malo, hablar de la competencia y de uno mismo de manera abierta y objetiva. No hacerlo pueden ser palos en las ruedas del proyecto porque se restan recursos y realidad a la agencia.
Plazos: el establecimiento de plazos y su cumplimiento es importante para que la relación entre ambas partes sea buena. Marcar fechas de presentaciones y entrega por parte de la agencia, así como los plazos de confirmación por parte de la empresa de cada una para pasar a la siguiente y posterior lanzamiento público. Alargar los plazos de manera unilateral puede enrarecer la relación y el proyecto.
Libertad: la agencia ha de verse libre para proponer lo que considere más adecuado de cara a los objetivos siempre manteniendo la identidad de la empresa tanto si está ya en funcionamiento como si es de nueva creación. Recordemos que la identidad se refiere a personalidad de la empresa, a forma de ser y la incoherencia puede generar rechazo por parte de la audiencia.
Confianza: la empresa o cliente debe confiar en las propuestas que le haga la agencia. Generalmente cada decisión se toma en base a una razón objetiva con datos que la corroboran. Los gustos personales quedan a un lado en las tomas de decisiones.
Sinceridad: como si de una relación de amistad o amorosa se tratase. Ambas partes deben de poder ser sinceras para dar el diagnóstico correcto cuando no corresponda con lo que pedía la empresa y para frenar el proyecto cuando se desvía de los objetivos de empresa. Siempre con razones objetivas desde un punto de vista constructivo.
Si se cumplen estas claves, la empresa aporta la materia dura y la agencia pone en práctica sus conocimientos y experiencia profesional el resultado se verá reflejado en repercusión, conocimiento, visitas, ventas y contratación. Para llegar ahí hay que formar el mejor equipo cliente-agencia.